miércoles, 5 de junio de 2013

El partido de todos los días


En el partido que disputamos cada día, el de la cotidianidad, mis hijos me suelen ganar por goleada. Su flaqueza en defensa la compensan con un ataque demoledor. Practican un juego directo, vertical, sin elaborar demasiado la jugada en el centro del campo. Una vez cerca del área son temibles. Generan tantas ocasiones de gol por partido que la victoria suele estar de su lado. Sé que, físicamente, soy más fuerte, sólo me falta mantener la concentración y la intensidad durante todo el partido.